“Tenga usted el dolor preciso, la velocidad precisa, la constancia precisa de que se acaban los días, pero no llore, o llore, llore usted mucho para desahogarse, llore para sacarse los demonios del cuerpo, pero no llore mucho, llore usted lo preciso para no preocupar mucho a los demás, lo justo para desahogarse y sacarse los demonios, llore usted para suspirar y sentirse mejor.
Suspire usted, suspire usted lo preciso, tanto como para relajarse como para contar mentalmente
Mire usted. Mire usted lo preciso. Lo preciso para tener una información aproximada de quién es esa persona que se ha sentado a su lado, lo justo para que no se sienta observada, lo mínimo como para saber que ropa lleva, lo preciso para que no sepa que la estaba usted juzgando sin conocerla. Pero no mire para intimidar, para intentar acercarse. No mire para encontrarse, no tanto como para que a usted le descubran.
Descúbrase lo preciso. Lo preciso para insinuar sin descubrir del todo sus verdades. Lo justo para resultar interesante pero comedido, lo preciso para gustar sin ser desmesurado, sin llamar la atención de más pero tampoco de menos. Descúbrase usted pero no se desnude, no se desnude aunque haya interlocutores válidos, no se detenga en desnudarse hasta estar seguro de qué es lo que quiere, no se desnude sin estar seguro del todo.
Y por último no se ilusione usted. No fantasee con cosas que podrían ser. Piense usted en la estadística, en las probabilidades, en lo que demuestra la realidad. No tenga usted ilusión con algo que tiene un bajo porcentaje de cumplirse. No se ilusione para luego no derrumbarse, para que luego la caída sea un poco más llevadera y sepa usted qué hacer con tanta tristeza. No se ilusione usted tanto, por si luego no es capaz de reponerse. “
Esta imbécil se preguntaba todavía porque no quiero ir a charlar con ella. Se puede ir usted a la mierda, pero no se enfade usted, enfádese lo preciso.
By Lucía, una noche. Y que lo que venga sea mejor. Chin, chin.
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