Una
rumana que trabaja en El Álamo llegó a España en furgoneta cruzando varias
fronteras desde su país hasta este pueblo. Llegó con permiso de turista y
después se empadronó y regularizó su situación.
Vivió en un piso con siete personas más, pagando el mismo alquiler que pedimos
los propietarios de vivienda en España. Aún así el sueldo que cobra aquí sirve
para enviar dinero a su madre, además de mantenerse ella misma. El salario es
diez veces mayor al que cobraba en su país.
Un
amigo me explicó que más de una vez cuando iba a la vendimia los inmigrantes
trabajaban por la mitad de sueldo, luego ellos como jornaleros mejor
cualificados, no podían exigir un sueldo más alto, sino que disminuía año tras
año.
Muchos
protestamos de que los trabajadores inmigrantes reciban del Estado mayores
beneficios, cobrando lo mismo que un español, sólo que sin declarar, por
haberse saltado las normas y cobrar “en negro”.
Según
cifras recogidas por la Dirección General de la Policía en las páginas del
Ministerio de Interior, al terminar el 2003, había en España 1.647.011
extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor. El 24,68% pertenecían
al espacio económico europeo, el 26,29% eran africanos y el 31,26%
iberoamericanos.
La
proliferación de mafias colombianas y de países del Este provoca la
preocupación de los gobiernos españoles, porque reproducen aquí patrones
criminales que utilizan en sus países.
Endesa
y Telefónica empresas españolas mantienen un monopolio empresarial en
Latinoamérica ( ¿y en España?) que en más de un caso, anula a las empresas
públicas que surten de electricidad a comunidades enteras, cuyas personas se
mueren de hambre.
Los
conflictos armados provocan en algunos países de África que mujeres, hombres y
niños, crucen más de cinco fronteras para llegar a tierras españolas.
Una
niña con la cabeza cubierta por un pañuelo, con apellido marroquí, nacida en
Madrid corrió en la II Carrera Popular de El Álamo. Dos niños de ascendencia
marroquí quedaron en los primeros lugares y van al Colegio Público. Hablan
mejor español que árabe, pero tienen dificultades en la escritura y la
ortografía.
Somos
una mezcla y puede que diciéndolo hiera sensibilidades. Vamos a serlo (no hay
más que entrar a un vagón de metro para verlo). Tenemos una Ley de Extranjería
que no se corresponde con la nueva situación. Nueva porque entre todas las
desigualdades estructurales de este
mundo ignoramos que los otros están dispuestos a morir por vivir aquí,
con nuestros patrones económicos, nuestras comodidades y nuestros derechos ¿Qué
vamos a hacer con esto?
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