Los otros (14 de junio de 2004)



Una rumana que trabaja en El Álamo llegó a España en furgoneta cruzando varias fronteras desde su país hasta este pueblo. Llegó con permiso de turista y después se empadronó y regularizó su situación. Vivió en un piso con siete personas más, pagando el mismo alquiler que pedimos los propietarios de vivienda en España. Aún así el sueldo que cobra aquí sirve para enviar dinero a su madre, además de mantenerse ella misma. El salario es diez veces mayor al que cobraba en su país.
Un amigo me explicó que más de una vez cuando iba a la vendimia los inmigrantes trabajaban por la mitad de sueldo, luego ellos como jornaleros mejor cualificados, no podían exigir un sueldo más alto, sino que disminuía año tras año.
Muchos protestamos de que los trabajadores inmigrantes reciban del Estado mayores beneficios, cobrando lo mismo que un español, sólo que sin declarar, por haberse saltado las normas y cobrar “en negro”.
Según cifras recogidas por la Dirección General de la Policía en las páginas del Ministerio de Interior, al terminar el 2003, había en España 1.647.011 extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor. El 24,68% pertenecían al espacio económico europeo, el 26,29% eran africanos y el 31,26% iberoamericanos.
La proliferación de mafias colombianas y de países del Este provoca la preocupación de los gobiernos españoles, porque reproducen aquí patrones criminales que utilizan en sus países.
Endesa y Telefónica empresas españolas mantienen un monopolio empresarial en Latinoamérica ( ¿y en España?) que en más de un caso, anula a las empresas públicas que surten de electricidad a comunidades enteras, cuyas personas se mueren de hambre.
Los conflictos armados provocan en algunos países de África que mujeres, hombres y niños, crucen más de cinco fronteras para llegar a tierras españolas.
Una niña con la cabeza cubierta por un pañuelo, con apellido marroquí, nacida en Madrid corrió en la II Carrera Popular de El Álamo. Dos niños de ascendencia marroquí quedaron en los primeros lugares y van al Colegio Público. Hablan mejor español que árabe, pero tienen dificultades en la escritura y la ortografía.
Somos una mezcla y puede que diciéndolo hiera sensibilidades. Vamos a serlo (no hay más que entrar a un vagón de metro para verlo). Tenemos una Ley de Extranjería que no se corresponde con la nueva situación. Nueva porque entre todas las desigualdades estructurales  de este mundo ignoramos que los otros están dispuestos a morir por vivir aquí, con nuestros patrones económicos, nuestras comodidades y nuestros derechos ¿Qué vamos a hacer con esto? 

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