La amenaza informativa



El 23 de octubre de 2003 los periodistas Jon Sistiaga, de Telecinco, Carlos Hernández, de Antena 3, y Olga Rodríguez, de la Cadena Ser, que se encontraban en Bagdad cuando el ejército estadounidense mató al cámara de Telecinco José Couso, afirmaron ante el juez de la Audiencia Nacional Guillermo Ruiz Polanco, que las tropas que atacaron el Hotel Palestina lo hicieron "a propósito, sabiendo que iban a matar a periodistas".
Durante un tiempo (hasta la fecha) varias personalidades de prestigio incluyendo los profesionales en el terreno afirmaron que el hotel Palestina no era, obviamente, un objetivo militar y que no recibieron aviso sobre el ataque. Mantuvieron en diversos foros que la única amenaza que podía representar el periodista como tal era la posición privilegiada con la que contaba en ese momento, para  realizar una cobertura informativa con imágenes. Couso estaba interesado en transmitir información.   

La CNN cubrió la I guerra del Golfo y fue la cadena que después del 11-S contribuyó al pánico nacional en EEUU avisando de que la amenaza terrorista se cernía sobre tierras estadounidenses, colándose en las casas por medio de bolígrafos que llevaban tinta envenenada (se puede ver en Farenhait 9/11 de Mikael Moore).  Los hechos no tienen peso hasta que los reyes de la información nos dicen que lo tienen.

Pero ocurrió que Eason Jordan, jefe de los servicios informativos de la CNN, presentó su dimisión en la noche del viernes 11 de febrero de este año “por haber sugerido en un debate que las tropas de EEUU han disparado inintencionadamente contra periodistas en Irak”. Las declaraciones de Jordan no fueron recogidas por la CNN, a pesar de que se encontraba en el foro de Davos, hablando ante personalidades de ámbito internacional. Sólo los bloggers, (publicaciones privadas de internet) difundieron las declaraciones no exactas  que algunos medios conservadores aprovecharon en contra de Jordan por atreverse a insinuarlo. Jordan mencionó varias muertes, entre otras la de José Couso (con nombre y apellidos)  y el tiroteo en el que murió otro cámara frente a la prisión de Abu Ghraib.  Por lo que se recogió en Internet, se sabe que no fue tajante sólo insinuó que los militares no sabían a quién disparaban (¿lo harían por que alguien se lo dijo o sólo por miedo a una cámara?) y que las muertes de personas no son “daños colaterales”. Supuso su dimisión porque se atrevió a recordar que hay cuestiones que quedan pendientes en la muerte de algunos periodistas en Irak. Algo hace pensar que los medios estadounidenses no están en absoluto preparados para las críticas internas. Mucho menos de sus propios periodistas. 

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