Esta semana mi hija tuvo faringitis. Se quedó sin fuerzas,
con los ojos rojos y hasta sin voz. Hasta llegué a pensar que se quedaría sin
hablar (como si fuera eso cualquier cosa, perder la capacidad de hablar, la
estructura del lenguaje, que tanto le gusta emplear). Perder su voz. Pensaba lo
que me preocupaba, probablemente exagerada porque la veía malita. Al final es
la preocupación de cualquiera por sus hijos, porque los hermanos se contagien y
verlos chiquitito y grande, sin fuerza. No se puede comparar. No se puede
comparar mi terrible preocupación como madre, totalmente legítima, a la
preocupación que debe sentir un padre o una madre, por la integridad física de
sus hijos. No la faringitis, ni el catarro, ni una infección, que a las malas
se curará con antibiótico, me refiero a la sensación brutal que debe tener una
cuando no eres capaz de garantizar lo básico a tus hijos. La seguridad plena de
levantarse, y tener que comer, donde vivir, y en el mejor de los casos hacer
amigos desarrollarse, aprender y ser felices. No es comparable.
Se me olvidó acordarme de la responsabilidad particular, la
de cada uno por hacer que algunas personas, no tuvieran que pensar en que la
vida de sus hijos corre peligro. También en la sensación que debimos sentir al
ver la foto de un niño ahogado en una playa. Intenté ponerme en la piel de
aquél que hace que un niño o niña de cinco años se embarque en un viaje nada
seguro para cruzar un mar, por que el peligro de quedarse es mayor. El peligro,
la vida de sus hijos, en peligro. Me lo repito, porque no sé qué hacer. Pero me encuentro que la
responsabilidad particular de muchos es constructiva, si en este caso tan
jodido, podemos ponerle algún calificativo. Y me encuentro, que según publica,
entre otros medios, Europa Press, Intermom-Oxfam ha denunciado al gobierno
español por no cumplir con la cuota mínima de refugiados establecida, un
compromiso que adquiere como el resto de países de Europa, ante la vergonzante
imagen de la playa. El clamor popular obliga. No cumplimos la cuota. De las
17.337 personas reubicadas en Italia y Grecia, y reasentadas en Líbano y
Jordania, 9323, tendrían que haber sido reubicadas de forma obligatoria, según explicaba
el representante de la organización. Nosotros hemos recibido a 1279 personas,
el 13,7%. Estamos junto a otros países que tienen un nivel económico
significativamente menor, como Croacia y Rumania.
Y ante esto, muchos dirán,
que la situación aquí está también “significativamente” mal. Obviemos
comentarios xenófobos o racistas como que los inmigrantes, reciben más que el
español de a pie. Esos que aluden a la falta de adaptación, al aprovecharse de
la sanidad y el trabajo y bla bla bla… Los aparcamos a un lado porque, hubo
familias que se comprometieron a ofrecer su casa y sus posibles, por tener un
sentido de la responsabilidad particular. Esas que buscaron la manera de que dentro
de lo malo, lo menos malo, ellos y ellas no tuvieran que morir. Porque no
pensaron en la sanidad, ni el derecho al trabajo y la vivienda. Tan intrínsecos
a las sociedades democráticas, ja! Pensaron en la vida, en el derecho a la
vida. En el que un padre o una madre teme por la supervivencia de sus hijos o
hijas. En el que sufre cada día sin saber a qué atenerse. En el mejor de los
casos, sus hijos tendrán faringitis, en el mejor de los casos. Esas personas
viven aquí y estaban dispuestas a acoger a esos refugiados, formaban parte de
esa cuota asignada a España por sus posibles.
Pero no se puede comparar. Porque los nuestros nacieron en
otra parte del mundo. Y aquí, por el momento, no hay guerras que los asolen,
así que no tenemos que hacerles cruzar ningún mar. Y nuestro gobierno, el que
decide, al que muchos votaron, se pasó por el forro los acuerdos
internacionales, porque pueden. Hoy se levantaran y también mañana, y en el
peor de los casos, tendrán que enfrentarse a la dura e infructuosa tarea de
recoger a sus niños y niñas del cole porque tienen los ojos rojos y se quedaron
sin voz. Y con eso será suficiente para
tener una terrible preocupación. Y los otros niños o niñas, seguirán muriendo y
llegando a las orillas de esta parte del mundo, porque este gobierno decidió
que los acuerdos están para incumplirse.
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